ZAPATOCA
A finales del siglo XVII, Zapatoca extendía
sus dominios por toda la inmensa región de Santander; en ese entonces limitaba
por el OCCIDENTE, con el río Suárez (Saravita, según los Guanes),
desde la desembocadura de la quebrada Lubitoca, hasta el Chicamocha; por
el NORTE, aguas abajo hasta llegar al Magdalena; por el OCCIDENTE, estaban sus
tierras enmarcadas por el curso del río, y por el SUR, era línea limítrofe la
mencionada quebrada Lubitoca, siguiendo la misma dirección hasta llegar al Magdalena;
todas las tierras que limitaban con Zapatoca, eran parcialmente vírgenes y
habían sentido solamente la pisada de los feroces Yariguies, los Opones y
los Carares; por estos lados habitaban los Guanes, familia muy
distinguida. Según las crónicas de los conquistadores, ya que vestían de manera
muy diferente a las demás etnias; además, según los mismos historiadores, su
idiosincrasia, con el resto de la población indígena que encontraron los
españoles, extrañamente era diferente, -unos blancos, otros con cabellos monos,
ojos con ojos claros, aspecto bonachón, muy distinto de sus vecinos, los
temidos Yariguíes.
DESAPARICIÓN DE LOS INDÍGENAS
Nuestros Guanes, como igual todos
los indígenas que habitaban la Nueva Granada, desaparecieron, bien por la
crueldad de los españoles, como también por las diversas enfermedades que
trajeron los conquistadores de España, entre ellas la temible viruela, que
en poco tiempo exterminó a más de 15.000 indígenas; uno de los momentos tristes
de la vida de nuestros Guanes, fue la cruel matanza que hicieron los españoles
frente a la quebrada de los CINCO MIL, quebrada que existía entre el Socorro y El
Palmar, de la que hoy solamente queda el nombre que tomó en recuerdo de esa
cruel matanza-, donde según las crónicas fallecieron en un solo ataque más de
5.000 indígenas que se habían conglomerado de todos los cacicazgos vecinos para
luchar en contra de los españoles.
FUNDACIÓN DE ZAPATOCA
Zapatoca no fue fundada, como sí
lo fueron otras tantas poblaciones; varias familias españolas que emigraron de
la Península Ibérica a finales del siglo XVII y durante el siglo XVIII,
llegaron a estas tierras, extendieron sus dominios sobre los límites de Santa
Rosa, Llano de los Gallos, La Cacica y otros predios circundantes;
periódicamente eran visitados por los sacerdotes que asistían la Parroquia
de Guane, -donde fueron a parar las pocas familias indígenas que aún quedaban
por los límites del Socorro y San Gil-; entre los sacerdotes que
asistían a los fieles que vivían por estos lados, estaba FRANCISCO BASILIO
DE BENAVIDES, quien era cura de Guane desde el 21 de mayo de 1731.
Don JOSÉ SERRANO Y SOLANO,
quien era propietario de las tierras que se extendían al oriente de Zapatoca,
reagrupa a un gran número de familias, -112 en total, según dicen las
crónicas-, y el 30 de agosto de 1739, el cura BENAVIDES, oficia la PRIMERA
MISA de que se tenga historia en estas tierras, (en el Llano de los Gallos
hay una placa conmemorativa de este hecho histórico).
Por la dificultad que existía de
la presencia más frecuente del Párroco de Guane, las familias instaladas
allí sintieron la necesidad urgente de solicitar al Arzobispo de Santafé, DIEGO
FERMÍN DE VERGARA, la erección de una Viceparroquia y comisionaron a ANTONIO
DE RUEDA Y MELCHOR DE LA PRADA Y ARENAS, -quien era alcalde foráneo
de Guane, (la extensión de la parroquia de Guane era muy dilatada, sus
límites se perdían en la maraña de la Cordillera de los Yariguíes, seguían
luego hasta las aguas del Chicamocha, pasando por el pueblo de Curití), para
que viajaran a Santafé a presentar la solicitud, que fue aprobada, según
documento fechado el 05 de diciembre de 1742, diez meses antes de la
“FUNDACIÓN” oficial, y se construye entonces el primer templo (capilla de Santa
Bárbara), que marcaba el inicio y punto final de la fundación.
Inicialmente se pensó en formar
el poblado en el Llano de los Gallos, donde se celebró la primera misa; el
sitio no fue aprobado, en primer lugar, porque no era muy extenso y segundo,
porque el agua no era suficiente; don ANTONIO DE RUEDA ORTIZ ofrece unos
terrenos que se encontraban en la vereda de las Flores, se hace la negociación
por cuarenta pesos ($40), que se pagaron, $20, por el Dr. Benavides y $20, la
comunidad.
El 10 de octubre de 1743, el Dr.
Benavides bendice la primera Iglesia, y se firma el ACTA DE FUNDACIÓN,
inaugurando la Viceparroquia; como el 10 era un jueves, no se pudo protocolizar
la “fundación”, porque la Corona Española –profundamente católica
para la época-, no permitía que situaciones religiosas que tuvieran que ver con
la comunidad se hicieran en mitad de semana por la no presencia del
campesinado, de modo que la orden era para los domingos.
El Acta de la fundación, como
igual la protocolización de la escritura por la compra de los terrenos, se
realizó en Guane el 10 de febrero de 1744, por el alcalde de San Gil, MIGUEL
MELÉNDEZ DE VALDÉS, ya que por esa época todo el territorio de la Provincia
de Guane, civilmente hablando correspondía a San Gil.
Benavides regresa a Guane, porque
Zapatoca había quedado incluida dentro de los límites parroquiales de esa
población, hasta el 11 de septiembre de 1754, que se traslada definitivamente a Zapatoca,
falleciendo en esta ciudad seis años después, el 17 de julio de 1760.
Tres meses después, el 3 de octubre,
la Viceparroquia fue erigida Parroquia titular, por el Arzobispo XAVIER DE
ARAUX, siendo virrey SOLÍS FOLCH DE CARDONA; su primer párroco (ya de la
parroquia titular, porque Benavides fue de la Viceparroquia, o sea que dependía
de Guane) fue JOSEPH JULIÁN ACEVEDO DE LA PARRA, oficiando la Eucaristía
en la Capilla de Santa Bárbara, iglesia que había sido construida de “estantillo
y teja”..
CANTÓN Y VILLA
La ciudad fue erigida como
CAPITAL DE CANTÓN, el 25 de julio de 1823, por el Congreso de la República, y
el 26 de marzo de 1825, se le dio el título de VILLA, por el GRAL. FRANCISCO DE
PAULA SANTANDER.
ETIMOLOGÍA DEL NOMBRE DE ZAPATOCA
De acuerdo al idioma Guane,
prácticamente era un dialecto derivado de la gran familia Chibcha, de la que
venían los Guanes, pero no era muy rico en dicciones, casi todas las palabras
eran compuestas y cada sílaba tenía un sentido propio y cada dicción llegaba a
ser una verdadera frase abreviada; veamos unos ejemplos: para designar a un
hombre casado, le decían: “A-GUI-GUA”, que traduciendo significaba “hombre
con mujer en la casa”; al viudo lo llamaban, “A-GUI-GIE”, o sea que “tiene
la esposa difunta”; a la mujer casada le decían, “A-SAJAOS-GUE”,
traduciendo, “con marido en la casa”, y cuando enviudaba, A-SAJAOS-GIE”, “con
marido difunto”; a la muchacha soltera le decían, TY-GUI”, que traduciendo
resultaba una frase, hasta bonita, “mujer en la edad de la canción y la
alegría”.
En los nombres de los lugares,
los designaban con las características que determinaba cada sitio; ejemplo, una
quebrada que existía en Guane y que nacía en el río Saravita, la llamaban “Chinantoca”,
desgranando las palabras, “CHINAN”, significaba, “reluciente” y una
terminación muy usual, “TOCA” (ya vamos llegando a donde nos
interesa), significaba “en lo alto del río”, o sea, “fuente que reluce en lo
alto del río”.
En el caso de ZAPATOCA,
durante mucho tiempo se creyó que esta palabra significaba “cazapatos”, por la
sencilla razón de que detrás del Templo parroquial existía una laguna inmensa,
donde los fines de semana, el oficio de los pobladores era cazar patos y alguna
que otra especie; pero de acuerdo a la etimología del idioma guane, la palabra
se desgranaba en lo siguiente: primero debemos tener en cuenta que inicialmente
Zapatoca se escribía con S y no con Z –la letra la
cambiaron los españoles, no sabemos por qué razón-, (lástima, porque para todo,
siempre nos dejan en el último lugar), de modo que, se descompone así: “SA”, quería
decir “NO”, “SIN”, o “NOCHE”; “PA”, era, para ellos, un apócope de
“PABA”, o “PABI”, que significaba “PADRE”; y “TOCA”, es la
terminación de varias dicciones (como ya vimos), quería decir, “EN LO ALTO
DEL RÍO”; entonces, descifrando las letras y las palabras, tenemos que, “no”,
“sin”, “noche”, representaba para ellos, los Guanes, la OSCURIDAD, LA MUERTE; “paba
o pabi”, para designar al PADRE; y “toca”, en LO ALTO DEL RÍO; en
resumen, ZAPATOCA significaba, para los Guanes,“MUERTE O SEPULTURA DEL PADRE EN
LO ALTO DEL RÍO”.
TEMPLO PARROQUIAL
En el año de 1888 se inició la
construcción del imponente templo que tenemos, con un incidente lamentable:
cae, de un andamio, el Síndico de la obra, el Sr. VICENTE SERRANO MARTÍNEZ. En
enero de 1902, el Pbro. ANTONIO VICENTE ARENAS, cubre el dombo circular
con láminas de cobre, que hizo importar de Londres y de Alemania trae los
vidrios y vitrales para la cúpula y la sacristía, por un valor de $852 pesos
oro; en 1910, se inicia la construcción del imponente Altar mayor.
El sr. Arzobispo, BERNARDO
HERRERA RESTREPO, hace importar de Francia el Tabernáculo, por $4.011.51; de
este hermoso Tabernáculo, solamente tres existen en Colombia, en la Catedral
Primada de Colombia, uno en Boyacá y el nuestro; en 1912, se inicia la
construcción del Altar a Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro (queda detrás del
Altar mayor).
La construcción del edificio duró
29 años, la única ocasión en que no se hizo trabajo alguno, fue el 15 de
noviembre de 1899, cuando la Guerra de los Mil Días, en que se parapetaron
en las torres unos combatientes para dispararle a los que se encontraban frente
a la alcaldía.
Nuestro hermoso Templo parroquial
fue inaugurado el 14 de enero de 1917, por el Sr. Obispo, ANTONIO VICENTE
ARENAS; todo el templo es en piedra, lamentablemente un sacerdote, de aquellos
que no conocen de arquitectura, cometió el lamentable error de barnizar el
interior y cubrió la belleza del edificio.
CAPILLA DE SANTA BÁRBARA
Fue el primer templo que se hizo
en Zapatoca, en 1753, de “estantillo y teja”, con la imagen donada por el Pbro.
PABLO GÓMEZ FARELO; años más tarde, el Pbro. FRANCISCO. JAVIER OTERO, hizo
construir la actual, que fue bendecida en 1798; el altar, tallado
artísticamente , en hojilla de oro, por el ebanista Zapatoca CARLOS
GÓMEZ NIETO, fue terminado en 1830; monseñor PABLO ELÍAS ACEVEDO, hizo
cambiar el techo por el que hoy se observa, y un año más tarde, en 1965, fue
solemnemente reinaugurada, tal como hoy se conoce.
CAPILLA DE JESÚS NAZARENO
El 03 de diciembre de 1827, el
Dr. MANUEL ESTÉBAN VEGA, a instancias del Pbro. PEDRO GUARÍN, obtiene
del Arzobispo de Bogotá la autorización para la construcción de la Capilla
de Jesús, y el 02 de enero de 1828, la Gobernación de la Provincia del Socorro
da el permiso respectivo para la edificación.
El trabajo de construcción se
demoró diez años, hasta el 22 de marzo de 1839, cuando fue solemnemente
inaugurada. A partir de 1930, la Parroquia destina la Capilla para el servicio
religioso de la Congregación Betlemitas, y en 1956, la Santa Sede otorga a
la Comunidad religiosa su propiedad.
El Dr. PEDRO JOSÉ GUARÍN,
quien había sido el impulsor de la construcción de la Capilla, murió el 29 de
agosto de 1864, siendo sepultado inicialmente allí, posteriormente sus restos
fueron trasladados al Mausoleo de los Sacerdotes, en el Cementerio
central.
HOGAR SAN JOSÉ
La idea de la fundación del Hogar
San José, inicialmente Orfelinato, fue del Pbro. RAMÓN BUENAVENTURA
NARANJO, quien donó con este fin, setenta (70) acciones de la Casa de
Mercado de Bucaramanga, que en ese entonces, (1898) tenían un valor, en el
mercado, de $14.000 pesos oro, suma muy apreciable en la época. La Sta. BIBIANA
GARCÍA, se propuso hacer la creación del Orfelinato, y el 11 de marzo de 1905
emprende viaje desde Guane a la inauguración, pero fallece en el camino por
insolación.
El 19 de marzo del mismo año
(1905), se establece la primera Junta Directiva, posesionándose, como Síndico
el Dr. CLAUDIO ACEVEDO GÓMEZ, quien toma a su cuidado el bienestar de estas
niñas; como directora, la Sta. TRÁNSITO GUERRERO.
El 26 de junio de 1905, obtiene
la Personería Jurídica. Las HERMANAS BETHLEMITAS llegaron a dirigir
el Hogar el 11 de diciembre de 1906, traídas por el Dr. CLAUDIO ACEVEDO GÓMEZ,
quien fue el gran benefactor de esta Institución hasta su muerte, ocurrida el
09 de noviembre de 1928.
El Hogar, desde su fundación
funcionó en una casa de la calle 19, con cra. 10, hasta el 29 de diciembre que
pasó a una casa de dos pisos, frente a la Capilla y en donde igual funcionó el
Colegio al comienzo.
Zapatoca ha sido llamada Ciudad Levítica por el aporte
humano a la Iglesia Católica. En efecto, allí han nacido cien sacerdotes y
entre ellos siete han sido obispos: Monseñor Nepomuceno Rueda de la
Ciudad de Antioquia, el Ilustrísimo Antonio Vicente Arenas del Socorro, quien
murió como mártir del deber en 1922, camino a San Vicente, Fray Juan José Díaz,
de Tibú, así como Monseñor Horacio Olave, muerto prematuramente en un
accidente. Monseñor José de Jesús Pimiento de Manizales, hoy jubilado y
Monseñor Ciro Alfonso Gómez Serrano, quien murió siendo obispo de San
Gil en 1980. El sacerdote Guillermo Ortiz se distinguió como persona
progresista. Cerca de doscientas damas de Zapatoca han sido religiosas y
entre ellas se destaca la Madre Rosalía Plata, quien fue Superiora Mundial
de la orden de las Bethlemitas.
HOGAR SAN ANTONIO
Inicialmente se llamaba “LA SOPA
DEL POBRE”, fundada por el Pbro. ALFREDO CALA PHILLIPS, donde únicamente
se alimentaba a los abuelitos que no tenían dónde vivir, ni menos comer. En
febrero de 1947, la Sta. BÁRBARA DÍAZ SERRANO, con las Sras. MARÍA ANTONIA
PLATA DE DÍAZ y ESTHER DÍAZ DE JOYA, se propusieron conseguir los elementos
necesarios para dar también alojamiento a los abuelos, y el 2 de marzo de 1954,
surgió “EL HOGAR SAN ANTONIO”. El 17 de diciembre de ese mismo año, el Exmo.
Señor PEDRO JOSÉ RIVERA MEJÍA, aprobó los Estatutos y la autoridad civil
le dio la Personería Jurídica.
La construcción del edificio que
hoy conocemos se inició en marzo de 1961 y lo terminó, en su primera parte, el
Pbro. ISAIAS ARDILA DÍAZ. En junio de 1963, se celebró el primer “Banquete
de la Caridad”, recolectando, en ese entonces, la muy apreciable suma de $22.209.
El 16 de julio de ese año, llegaron las HERMANITAS DE LOS POBRES a
dirigirlo, con la paciencia y el amor que hasta hoy han demostrado.
En la actualidad el Hogar cuenta
con más de 95 ancianitos, la gran mayoría de pobreza absoluta; existe pensionado
para un pequeño grupo que pagan, en promedio, cada uno, $400.000, valor que
incluye todos los servicios y una excelente alimentación.
Los Zapatocas dispersos por el
país, reunidos en colonias, viven pendientes de la funcionabilidad del Hogar y
anualmente promocionan el Banquete de la Caridad, a favor de la Institución,
esfuerzo que ha merecido que hasta el momento sea el mejor estructurado del
país, y por qué no, del mundo.
BARRIÓ SAN VICENTICO
En 1909, la SOCIEDAD DE SAN
VICENTE DE PAÚL, que había sido establecida el 20 de agosto de 1903, en la
mente de los Sres. CONSTANTINO PILIDÉS y LUÍS FDO. ARENAS, surgió la idea
de construir unas casitas para la gente más necesitada; se inicia con una cuota
de $100 oro, donación seguida por otras de TELMO J. DÍAZ y CARLOS DÍAZ SERRANO
y otros corazones generosos, comprando para tal fin el lote donde hoy se
levanta el barrio. El plano fue trazado por el sr. CLÍMACO GÓMEZ y la
construcción se hizo bajo la dirección de TELMO J. DÍAZ.
Una persona de grata recordación
para el barrio, fue el Sr. LUÍS FERNANDO GÓMEZ (cariñosamente llamado EL
CHATO), quien consagró muchos años de su vida a servir como síndico del barrio,
hasta su muerte, acaecida el 17 de junio de 1974. LA CAPILLA, dedicada a Ntra.
Sra. del Perpetuo Socorro se hizo en 1962, gracias al empuje del CHATITO, con
planos elaborados por el Dr. CARLOS ENRIQUE QUIJANO; el 25 de agosto de
1963, fue bendecida por el Señor Obispo de la Diócesis de Socorro y San
Gil.
El referido don Luis Forero hipoteca media estancia de tierra en el sitio del Potrero de esta jurisdicción, con un esclavo llamado Josef y veinte y cinco reses herradas con la cifra que se ve al margen.
El referido don Miguel de Rueda hipoteca una estancia de tierra en el sitio de El Salitre de esta demarcación, dos esclavos llamados Luis y Dionisia, ocho mulas de arría y cincuenta reses herradas con la cifra del margen.
Y el referido don Gregorio Rueda hipoteca dos esclavos llamados Josef y Juana, catorce mulas de arría y veinticinco reses marcadas con la cifra del margen, cuyas hipotecas declaran que son suyas propias, libres de gravamen y por tal las aseguran en cuya vecindad tomará a censo o prestada cualquiera curiosidad y otorgará las escrituras correspondientes con las hipotecas señaladas en este poder y con las condiciones y requisitos ordinarios en tales comercios”.
Otra escritura dice: “En esta parroquia del Señor San Joaquín de Zapatoca, en once de julio de mil setecientos y noventa y cinco, pareció presente don Agustín Gómez, vecino así mismo de esta parroquia y dice que otorga y vende en venta real por juro y señorío de heredad para ahora y para siempre jamás a don Francisco Álvarez de la Prada para el susodicho, sus hijos, herederos y sucesores para él o aquellos que de la de ellos hubiere título, es a saber un esclavo color amestizado nombrado Francisco Xavier de edad de cuatro años más o menos, el cual fue nacido en su casa y es hijo de una esclava nombrada Joaquina, el que vende con todas sus tachas buenas o malas, sin enfermedades públicas o secretas…….libre de todo gravamen, que no lo ha ni tiene en manera alguna, en precio y cantidad de cien patacones de ocho reales castellanos que por el dicho esclavo me tiene dados, y confiesa tiene retenidos a toda su satisfacción y por no parecer de presente la entrega de ellos, se renuncia a la reclamación, la cual cantidad declara ser el precio de tal esclavo que no vale más, y si más valiere de la demasía y más valor hace el comprador…..”
Hay documentos notariales que certifican la venta en plaza pública de lotes completos de esclavos, y algunas “esclavas con su cría”.
LA ESCLAVITUD: Como en todo el territorio nacional, la esclavitud estuvo presente en
Zapatoca. Las investigaciones que hemos podido adelantar nos demuestran, sin
embargo, que el trato que los amos daban a sus esclavos era humano y algunos de
éstos preferían seguir como tales a ser dejados en libertad.
Esto no impedía que se comercializaran como animales de trabajo. Prueba
de ello son las escrituras que a continuación transcribimos:
Escritura venta esclavos, “En esta parroquia de Nuestra Señora del Rosario
de Chiquinquirá y Señor San Joaquín de Zapatoca, el trece de marzo de mil
setecientos y noventa, ante mí don Andrés Josef Gomes y Plata, alcalde
partidario de esta dicha parroquia, y por ante los que abajo han firmado,
parecieron presentes: don Miguel Antonio de Besga, don José Fernando Forero,
don Miguel de Rueda y don Eugenio de Rueda de esta misma vecindad, a quienes
certifico que conozco, y dijeron que otorgan y dan poder especial, cumplido y
bastante amplio por cuanto se requiera y sea necesario para valer a Juan de la
Cruz Rueda, también vecino de esta parroquia, y en la actualidad con residencia
en la ciudad de Santa fe, para que en nombre de los otorgantes solicite y
busque ya sea en dicha ciudad o en cualesquiera otra parte, ya sea en casas
reales, comunidades, o personas particulares las comodidades y dineros que en
una o muchas partes quisiera tomar a préstamo o a senso redimiso o en otra
forma lícita y permitida lo que fuere prestado y pagarán a quien lo hubiere de
hacer a los plazos y en las partes y lugar que asignare y lo que fuere a senso
a que pagarán sus réditos a razón del cinco por ciento y veinte mil el millar
mientras no lo rediman a costa de los otorgantes en las partes y plazos que
aceptare y a la paga a otras cantidades sus réditos, costos y costas de su cobranza.
El expresado don Miguel Antonio de Besga expresa dar en hipoteca diez esclavos llamados María, Carmen, Josefa, Dolores, Juan Josef, Mauricio, Phelipe, Salvador, Xavier y Lorenzo, una estancia de tierra en el sitio del Totumal, de esta jurisdicción, veinte y cinco mulas de arria y cien reses, todo herrado con la cifra del margen.
El expresado don Miguel Antonio de Besga expresa dar en hipoteca diez esclavos llamados María, Carmen, Josefa, Dolores, Juan Josef, Mauricio, Phelipe, Salvador, Xavier y Lorenzo, una estancia de tierra en el sitio del Totumal, de esta jurisdicción, veinte y cinco mulas de arria y cien reses, todo herrado con la cifra del margen.
El referido don Luis Forero hipoteca media estancia de tierra en el sitio del Potrero de esta jurisdicción, con un esclavo llamado Josef y veinte y cinco reses herradas con la cifra que se ve al margen.
El referido don Miguel de Rueda hipoteca una estancia de tierra en el sitio de El Salitre de esta demarcación, dos esclavos llamados Luis y Dionisia, ocho mulas de arría y cincuenta reses herradas con la cifra del margen.
Y el referido don Gregorio Rueda hipoteca dos esclavos llamados Josef y Juana, catorce mulas de arría y veinticinco reses marcadas con la cifra del margen, cuyas hipotecas declaran que son suyas propias, libres de gravamen y por tal las aseguran en cuya vecindad tomará a censo o prestada cualquiera curiosidad y otorgará las escrituras correspondientes con las hipotecas señaladas en este poder y con las condiciones y requisitos ordinarios en tales comercios”.
Siguen las firmas.
Otra escritura dice: “En esta parroquia del Señor San Joaquín de Zapatoca, en once de julio de mil setecientos y noventa y cinco, pareció presente don Agustín Gómez, vecino así mismo de esta parroquia y dice que otorga y vende en venta real por juro y señorío de heredad para ahora y para siempre jamás a don Francisco Álvarez de la Prada para el susodicho, sus hijos, herederos y sucesores para él o aquellos que de la de ellos hubiere título, es a saber un esclavo color amestizado nombrado Francisco Xavier de edad de cuatro años más o menos, el cual fue nacido en su casa y es hijo de una esclava nombrada Joaquina, el que vende con todas sus tachas buenas o malas, sin enfermedades públicas o secretas…….libre de todo gravamen, que no lo ha ni tiene en manera alguna, en precio y cantidad de cien patacones de ocho reales castellanos que por el dicho esclavo me tiene dados, y confiesa tiene retenidos a toda su satisfacción y por no parecer de presente la entrega de ellos, se renuncia a la reclamación, la cual cantidad declara ser el precio de tal esclavo que no vale más, y si más valiere de la demasía y más valor hace el comprador…..”
Hay documentos notariales que certifican la venta en plaza pública de lotes completos de esclavos, y algunas “esclavas con su cría”.
Este lunar, en la bella historia de nuestro municipio, es lamentable, pero así
era la costumbre de la época; felizmente pasó a la historia y debemos contarla
tal como sucedió para evitar que en el futuro, hechos tan lamentables se puedan
repetir.
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